domingo, 16 de mayo de 2010

Dicotomía Levedad v/s Peso

El propio Kundera realiza en su obra “La Insoportable Levedad del Ser” una conceptualización del Eterno Retorno, que surge precisamente de la Aceptación y la Negación del mismo.

Se diría que:
Aceptación del mito = Concepto de PESO
Negación del mito = Concepto de Levedad


La idea del peso en oposición a la levedad da cuenta de la visión del mundo dividido en dos polos, dos polos lejanos e irreconciliables. Por lo mismo, ¿cuál debemos elegir; el peso o la levedad?
La obra hace referencia a dos puntos de vista propios de este gran dilema:
  • El filósofo pre socrático, Parménides: plantea que el mundo está dividido en dos principios contradictorios, uno positivo, y el otro negativo. Parménides encasilla a la levedad dentro del polo positivo, y al peso, en el negativo.
  • El músico contemporáneo, Beethoven: sostendría que el peso es, evidentemente, lo positivo: “Una decisión de peso va unida a la voz del destino. El peso, la necesidad y el valor, son tres conceptos internamente unidos. Sólo aquello que es necesario, tiene peso. Sólo aquello que tiene peso, vale”.


De alguna forma, el autor del texto se inclina más hacia la segunda propuesta, y es de hecho este dilema lo que conduce al título del mismo: “La Insoportable Levedad del Ser”.

Ahora, ¿por qué es insoportable lo leve? Nuestro criterio más inmediato nos indica justamente lo contrario: la ausencia de carga implica ausencia de responsabilidad, y en términos básicos, eso es netamente positivo, y por sobre todo, agradable. ¿En qué se basó Kundera para sostener algo totalmente opuesto a lo que dicta el sentido común?


“La carga más pesada nos destroza, somos derribados por ella, nos aplasta contra la tierra. Pero en la poesía amatoria de todas las épocas la mujer desea cargar con el peso del cuerpo del hombre. La carga más pesada es, por lo tanto, a la vez, la imagen de la más intensa plenitud de vida. Cuanto más pesada sea la carga, más aras de tierra estará nuestra vida, más real y verdadera será. Por el contrario, la ausencia absoluta de carga hace que el hombre se vuelva más ligero que el aire, vuele hacia lo alto, se distancie de la tierra, de su ser terreno, que sea real sólo a medias y sus movimientos serán tan libres como insignificantes” (La Insoportable levedad del ser - 1895).

Siguiendo ese esquema, resulta más entendible el asociar el concepto de levedad a una vida vacía y sin sentido. La palabra insignificante adquiere aquí un rol esencial: Kundera rechaza la connotación positiva de lo “leve” por la consecuencia a largo plazo que posee sobre el hombre: vivir sin responsabilidades puede ser bastante ameno durante un tiempo, pero se llegará a un punto en qué simplemente no habrá incentivos para hacer nada.

El hombre vivirá, en un sentido básico, por inercia, sin motivación ni estímulo. Sus acciones serán, por ende, insignificantes, mediocres y sin relevancia. Por otra parte, es sabido que la presión, si bien a veces estresa, generalmente logra inducir el movimiento. La presión estimula, nos motiva y nos impulsa a realizar cosas nuevas. Bajo esa perspectiva, no parece tan extraño asimilar la idea de Kundera… Y no sólo asimilarla, sino que entenderla: Kundera no se equivocaba, y menos Beethoven, al asociar lo leve al polo negativo de esta dicotomía. Y es que es la levedad, y no el peso, lo que puede llegar a ser verdaderamente insoportable.

La negación del Eterno Retorno hace que nuestras acciones se vuelvan tan simples como insignificantes. Y en ese sentido, la desmotivación es automática, puesto que:

“una vida que no retorna es como una sombra, carece de peso, está muerta de antemano, y si ha sido horrorosa, bella, elevada; ese horror, esa elevación o esa belleza, nada significan” (La Insoportable Levedad del Ser - 1895).

De esta desmotivación se desprende el título mismo de la obra; la idea de una Insoportable Levedad… Y es que es el hecho de repetir lo que le otorga importancia y peso a los hechos.

Kundera se demora todo un libro en decidir su escepticismo frente a este mito existencialista. Probablemente el escritor quisiera creer en la existencia del Eterno Retorno, al igual que yo, pero la falta de fe en ella, y de datos concretos que la comprueben, nos impiden aceptarla. Si es el acto de repetir lo que le otorga valor a las cosas, entonces el hombre simplemente esta condenando a vivir sin peso, y por lo tanto, vivir en el polo negativo de la realidad. Kundera deja entrever lo que él piensa que es el “sentido trágico de la existencia humana”, y ciertamente, le creemos.

"La lamentable inexistencia del Eterno Retorno encierra toda la condena que pesa sobre el hombre. El tiempo humano no da vueltas en redondo, sino que sigue una trayectoria recta. Ese es el motivo por el cual el hombre no puede ser feliz, porque la felicidad es el deseo de repetir” (La Insoportable Levedad del Ser - 1895).

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